Benny Hill


El 19 de abril de 2012 se cumplió el 20 aniversario de la muerte de  Benny Hill, genial humorista británico, autor de algunos de los momentos más descacharrantes  de la historia de la televisión y de la comedia.  Alfred “Benny” Hill era el heredero directo y renovador del slapstick, en palabras de Charlie Chaplin, que además de admirarle, también invitó a su casa al propio Benny, donde le mostró su estudio privado, que solo conocía la familia de Chaplin.
El show de Benny Hill, dirigido por su amigo Dennis Kirkland, estuvo en antena más de 20 años, hasta 1989, emitiéndose en todo el mundo con gran éxito. Curiosamente, hace poco, tras la retirada del programa de la BBC América, donde aún obtenía importantes cifras de audiencia y popularidad en Estados Unidos, la figura de Hill ha sido objeto de polémica, al calificarse los contenidos del show como sexistas y no ajustados a los valores de la actual sociedad británica, en palabras del responsable de la BBC. Hay que decir que el show empezó en la cadena pública británica, pero pasó a la Thames en 1969, donde obtuvo sus mejores resultados. Mientras se anunciaba la decisión de retirar el programa, alguien del estudio puso por los altavoces la sintonía del programa, entre las risas de los trabajadores, excepto, claro está, la del que estaba realizando la declaración.
El show contiene verdaderas joyas de la historia de la televisión y de la comedia. Yo destacaría la calidad de las ambientaciones en los “gags” históricos, algo común en toda producción británica que se precie y que estaban rodados en celuloide; además de la famosa música y el elenco de actores secundarios, entre los que destacaría al norirlandés Jackie Wright, el hilarante viejecito al que Hill siempre le daba golpecitos en la calva.
Benny Hill, que propuso matrimonio a lo largo de su vida a tres mujeres, que le rechazaron, nunca tuvo propiedades y vivía de alquiler en Teddington,  cerca del estudio donde trabajaba. Dejó una importante fortuna a su muerte, que se creyó fue enterrada junto a él en su féretro, pues no tuvo hijos. Debido a esta creencia su tumba fue profanada por algún desalmado. Pero los beneficiarios directos habían sido sus sobrinos. Uno de los últimos en visitarle durante su enfermedad, una afección coronaria de la que no quiso operarse, fue Michael Jackson, durante una de sus giras por Europa. Entre sus numerosos admiradores destacaría a Michael Caine, con el que compartió el rodaje de Un trabajo en Italia en 1965 y es que Hill también actuó en cine y en teatro.

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